9 de mayo de 2013

Capítulo 3. Cambio de identidad

''Si hubiéramos sabido que la ocupación duraría cinco años, 
tal vez todos nos habríamos suicidado. Pensábamos que
 aquello terminaría en una semana...seis meses...un año...
Así es cómo logramos sobrevivir''
Audrey Hepburn



El 9 de Mayo de 1940, Ella y su hija acudirían a una actuación de ballet encabezada por Margot Fonteyn, el ídolo de Audrey. Para la ocasión, la baronesa invirtió mucho dinero en la confección de un vestido largo para Audrey, no tenían gran solvencia económica pero la pequeña iba a ser la encargada de entregarle un ramo de flores al final a la directora de la compañía, Ninette de Valois.




Fue una noche muy especial para ella, ya que pudo estar cerca de las bailarinas, el vestuario, el escenario, todo lo que ella amaba.
Lo que no sabían los espectadores del teatro es que los alemanes estaban a punto de invadirlos. Durante la madrugada, habían penetrado en los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo. Por la mañana, llegaron a
Arnhem, ahora la ciudad se encontraba ocupada por el ejército del Tercer Reich.

En poco tiempo, la ciudad fue arrasada por los alemanes, destruyendo un cuarenta por ciento de la misma y dejando cientos de muertos y miles de personas sin hogar.  Los soldados holandeses, acostumbrados a largos períodos de paz no estaban bien instruídos para la guerra y no disponían de la equipación necesaria para tal causa. La reina Guillermina huyó a Gran Bretaña y el gobierno de los Países Bajos acabó rindiéndose.

Las tropas nazis se apropiaron de todo lo que encontraron a su paso, a la familia de Audrey se le autorizó a seguir viviendo en su hogar pero se les incautaron las cuentas bancarias, joyas y demás cosas de valor. Perdieron toda la riqueza que llevaban años conservando.

En Mayo de 1940 apareció en las ondas Radio Oranje, que se creó gracias a un estudio y tiempo de
emisión que donó la BBC. A través de ella, la reina instaba a los holandeses a ser fuertes y resistir. Más adelante, fue el único contacto con el exterior que pudieron tener.


Los primeros meses, los soldados alemanes no se mostraban agresivos, pero con el paso de los días, empezó a forjarse entre ellos un sentimiento antibritánico, llegando inclusive a prohibir la importación de alimentos ingleses.

Esto suponía una preocupación para Ella, ya que Audrey era de nacionalidad británica. Decidió entonces que debía aprender a hablar fluidamente holandés para hacerse pasar por ciudadana de los Países Bajos. La matriculó en el colegio bajo el nombre de Edda Van Heemstra en lugar de Audrey Ruston, una falsa identidad que conservaría toda la guerra.

''No hay idioma que me permita relajarme cuando estoy cansada, porque mi oído nunca se ha acostumbrado a una única entonación. Eso se debe a que no tengo una lengua materna y es la razón de que los críticos cinematográficos me acusen de tener un modo curioso de hablar''

Esa condición políglota, alternando idiomas según la época, fue la causante de su singular entonación. El inglés de Audrey era diferente al resto, tenía una peculiar forma de hablar, melodiosa, una ondulación musical en sus frases que hacían que su voz fuera inconfundible con la de cualquier otra actriz.



 Durante la guerra, Audrey continuó con sus estudios y las clases de ballet, además daba clase de música y las tan necesarias horas de estudio de holandés. El conservatorio de Arnhem había suprimido sus tarifas y aceptaba aquello que los padres pudieran pagar.

Su buena predisposición y talento hicieron que acabase estudiando ballet  guiada por Winja Marova que la describía así:

''Era alta, esbelta, muy dulce, con muchas ansias de aprender. Estaba siempre dispuesta a darlo todo por ello. Era muy musical. Siempre disfruté enseñándole...Cuando estaba sobre el escenario, incluso aunque sólo sabía un poquitín, uno inmediatamente advertía que una llama iluminaba al público''

Además de actuar en clase, Audrey junto a otros compañeros, ofrecían espectáculos de danza clandestinos  apodados como funciones negras.




''Yo misma me ocupaba de la coreografía. Tenía un amigo que tocaba el piano y mi madre confeccionaba los vestidos. No eran más que intentos de aficionados, pero dado que las distracciones escaseaban, a la gente le divertía y le proporcionaba la oportunidad de pasar la tarde o la velada escuchando música. Las funciones se ofrecían en casa con las ventanas cerradas y las cortinas corridas y nadie fuera sabía lo que pasaba. Luego se hacía una colecta y el dinero iba a parar a manos de la resistencia''



El miedo a ser descubiertos hacía que no se aplaudiera al final de la actuación:

''El mejor público que he tenido no emitía el más leve sonido al final de mi actuación''

Pero no sería esa la única función de Audrey durante la guerra....
  


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2 comentarios:

  1. Qué bonita pero dura historia. Creo que ya lo he dicho en otros comentarios, pero tengo que repetirlo: cuánto estoy aprendiendo de Audrey. Sin duda una infancia muy sacrificada.
    Un beso,
    rockbellgoeswild.blogspot.com.es

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