19 de junio de 2013

Capítulo 13. La corista de los grandes ojos


''Yo me sentía muy fea comparada con las otras chicas''
Audrey Hepburn



 Durante su época en Sauce Tartare, Audrey recibió halagos pero también produjo cierta envidia en algunos compañeros. No era la bailarina más aventajada del espectáculo y aún así recibia grandes elogios por parte de Cecil Landeau y del público. Esto no era lo que ella había soñado, ni siquiera sabía de qué acabaría trabajando, pero de momento, estaba consiguiendo popularidad y dinero.

Fotografía: Anthony Beauchamp 1949

 Una de las bailarinas comentaba sobre ella:

''Todos miran a la maldita Audrey. No tenemos la menor posibilidad''

Bob Monkhouse, del reparto de esta obra dijo más tarde:

''Como bailarina Audrey se contaba entre las peores. De haber sido buena no habría caído tan mal a las otras chicas del espectáculo. Mire, Audrey les caía bien fuera del escenario, pero no en escena, porque las otras veían que el público quedaba cautivado cada vez que ella aparecía. Su físico era tan adorable que la gente contenía la respiración cuando ella sonreía y agitaba las pestañas. Más adelante aprendió a no hacerlo tanto''

Pese a todo esto, Audrey no se sentía superior en ningún aspecto y luchaba por mejorar como bailarina. Se esforzaba cada día por progresar, algo que quizás sus compañeras no tenían que hacer. Tal vez su naturalidad fuera parte de ese atractivo que encandilaba al público, probablemente sus pestañeos no eran más que un tic nervioso fruto de su inseguridad al salir al escenario. Esa inseguridad que le mantendría durante toda su carrera pero que consiguió disimular con mucho trabajo.

''Trabajé como una idiota. Era trabajo, trabajo, trabajo y trabajo. Hacía dos espectáculos a la vez, una revista musical en el Cambridge Theatre, doce funciones a la semana y luego nos enviaban a un club nocturno llamado Ciro's en cuanto terminaba la función y allí hacíamos un espectáculo de cabaret''

Programa del Ciro's

Anthony Beauchamp fue el fotógrafo al que se le encargó la producción de Sauce Tartare. Era muy conocido y había fotografiado a grandes estrellas. Sin embargo, cuando descubrió a Audrey Hepburn quedó embelesado y el resto le supo a poco.

''Tuve la sensación de estar haciendo un verdadero descubrimiento cuando la encontré. Poseía una frescura especial y una especie de belleza espiritual''

Recordemos que por aquel entonces Audrey había trabajado como modelo de fotografía y en varias obras de teatro pero continuaba en el anonimato. Cecil Landeau se fijó en ella y le ofreció trabajar en Sauce Tartare, que fue su primer éxito, el fue quien la descubrió y la puso en una situación privilegiada desde la cual, muchos otros se fijaron en ella.

Beauchamp, fascinado por la belleza de Audrey la apodó ''La corista de grandes ojos'' y le dijo que quería fotografiarla. Audrey se sintió halagada pero contestó que no podía pagar sus honorarios.Este le respondió que no le cobraría y que ya le pagaría más adelante. Necesitaba fotografiarla, había encontrado un nuevo rostro que estaba seguro, enamoraría a la gente.

''No dejaba de mirar una y otra vez aquellos extraordinarios ojos que jamás estaban quietos''

 Esas fotografías fueron publicadas en una colección llamada Rostros Nuevos, que ayudó a Audrey a conseguir más empleos.

Sara Churchill, mujer de Beauchamp, declaraba:

''Mucho más tarde, cuando Audrey era una gran estrella y podía elegir al cámara que debía hacerle los fotogramas para una película que rodaba en Italia, se acordó de él y pidió que fuese Anthony''


El éxito no hacía más que aumentar, no le faltaba trabajo y ya se abría hueco en el mundo del espectáculo. ¿Cuál sería su futuro? Eso lo desconocía, si le hubieran dicho lo que terminó siendo, nunca lo habría creído. Ella, esa chica insegura que sólo quería bailar...

1 comentario:

  1. Qué bonita historia :)
    Me ha encantado eso de que se acordara del fotógrafo cuando ya era famosa.
    Un beso.

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¡¡Gracias por comentar!! :)

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